Restauración del retablo y la ornamentación de la armadura de la capilla mayor de la iglesia de Santo Tomás de Revellinos (Zamora)
HISTORIA MATERIAL DE LA CAPILLA MAYOR
Coexistencia de programas decorativos de diferentes épocas
En el presbiterio de la iglesia de Revellinos, a modo de palimpsesto, coexisten diferentes programas decorativos que podemos encuadrar en diferentes épocas.
La armadura ochavada, realizada hacia finales del siglo XV, corresponde a la primitiva decoración del templo. Junto a él, en un primer comento existía un retablo gótico que estaba acompañado, en las paredes del presbiterio (y probablemente en las arcadas laterales, actualmente picadas), por una decoración mural realizada al seco, que ha podido observarse tras desmontar las tablas del retablo. Está formada por una arquitectura fingida de corte clasicista con elementos de reminiscencia góticos.
Este antiguo retablo mayor fue sustituido por el actual cuando la parroquia tuvo medios económicos para permitírselo. La idea original fue la contratación de un retablo de talla en relieve con los entalladores Tomás Mitata, Nicolás de Colonia y Pedro de la Ripa; avecindado el primero en Astorga, y los otros en Benavente.
Documentación histórica
Según los documentos conservados, la traza estaba formada por doce relieves (que se darían en blanco, sin pintar). El retablo carecía de ático, y ascendía a 60.000 maravedís, más los restos del retablo anterior, que se los quedarían los adjudicatarios.
Por razones desconocidas, el retablo prescindió de relieves y se hizo de tablas pintadas un total de quince. De la descripción de la traza se mantiene tan solo la talla del titular. No existe referencia al primar policromado de la estructura, pero conta que, en 1765, José Madrigal redoró el retablo. En ese momento debió disponerse el ático, construido por Juan López, un tallista de Tábara. En el siglo XIX se retocó el retablo al menos un par de veces.
No podemos atestiguar documentalmente la participación de los mismos artistas que firman la ejecución del retablo en la armadura de la cabecera, pero no es descartable, pues Colonia, junto a Mitata y el taller leonés compuesto por Roberto de Memorancy y Pedro del Camino, habían trabajado hacia 1550 en ciertos relieves que aparecen en el coro bajo de la catedral de Astorga y participaron en otras techumbres y obras de carpintería y talla de otras localidades zamoranas como Villar de Fallaves o Castroverde de Campos.
Esta armadura debió llegar a comienzos del siglo XVIII con buena salud y pocos cambios. En 1739 fue seccionada por una “claraboya” que se abrió, cuyo vano se amplió posiblemente en 1821. Es la principal pérdida producida históricamente en esta estructura, que se intervino en 1895 “a fin de evitar su derribo”. La actuación debe corresponder a los numerosos tablones que se clavetearon en el intradós de la estructura con el fin de evitar la caída de piezas y sujetarlas de este modo. Estas tablas se concentraron principalmente en la mitad occidental de la armadura, la más afectada por problemas de estabilidad. La técnica ataujerada con la que se hizo la armadura facilitó esta económica y eficaz solución para evitar males mayores, lo que a la postre ha permitido que la armadura llegase hasta hoy.
OBJETIVO DE LA INTERVENCIÓN
Con el objetivo de recuperar el valor histórico artístico de los elementos que se sitúan en el presbiterio de la iglesia de Santo Tomás de Revellinos (Zamora) y garantizar su estabilidad se proponen los siguientes tratamientos específicos, que se consideran prioritarios a realizar para la preservación de los bienes objeto de la licitación, que dan respuesta a los riesgos de conservación que ha sido deducidos del diagnóstico realizado en la memoria.
En la intervención de recuperación de la cubierta del presbiterio realizada en 2019, han sido solventados los problemas internos de la armadura ochavada, por lo que a nivel estructural únicamente se plantea reintegrar volumétricamente las pérdidas de la labor de lazo cuyos espacios han sido rellenados, en las zonas de gran tamaño, por listones que actúan como elemento distorsionador.
El retablo, sin embargo, sufre tanto importantes problemas estructurales provocados por movimientos y mal comportamiento de la técnica de ensamblaje, como aditamentos de capas que impiden observar la calidad de las pinturas. Gran parte de su capa pictórica está cubierta por burdos repintes que, imprescindiblemente, deben de ser eliminados para poder observar la calidad de su pintura sobre tabla. El repolicromado generalizado aplicado sobre la mazonería en el XVIII, aunque embota la talla e impide observar detalles originales de gran calidad, se considera como parte integrante de la obra dado que responde a la historia material del retablo dentro de un contexto de culto sujeto a cambios de gusto. Con su eliminación la policromía original subyacente sufriría gravemente, al encontrarse re-estucada, lo que obliga a su mantenimiento.